“En busca de la
memoria” es el título sugerente, preciso y precioso de un libro que Eric
Kandel publicó en nuestro país en 2007. El autor rastrea su pasado y nos relata su
infancia como judío en Viena en los años previos al nazismo, su huída a los
Estados Unidos, su formación profesional como psiquiatra y psicoanalista, y su
definitivo camino como investigador de los fundamentos biológicos de la
memoria. Pero integrada en esta autobiografía el lector puede encontrar una
breve historia de la Neurociencia que se desarrolla a lo largo del siglo XX
partiendo de los trabajos de Cajal y su descubrimiento de la neurona. Como
indica el subtítulo del libro, “El
nacimiento de una nueva ciencia de la mente”, Kandel cuenta de primera mano su trayectoria
como investigador junto a los más brillantes científicos que abordaron el
estudio de la mente desde un punto de vista celular y molecular, y cómo a lo
largo del pasado siglo, se formaron los cimientos para poder estudiar, desde un
punto de vista reduccionista, el sustrato biológico de la mente humana. Partiendo
de su obsesión por el estudio de las bases bioquímicas de la memoria, y después
de encontrar el modelo animal apropiado en la babosa marina Aplysia, llegó a
descubrir las primeras pruebas de los cambios químicos que ocurren en el cerebro
durante el aprendizaje, cambios que se pueden extrapolar al caso de los
mamíferos.
Pero sobre todo, el libro deja la puerta abierta al
futuro de esta nueva ciencia y lo que puede suponer para la comprensión
integral del ser humano. En sus propias palabras: “[…] la comprensión de la mente humana en términos biológicos se ha
transformado en la tarea científica fundamental del siglo XXI”
O, al final del capítulo 27, escribe “La meta es unir el reduccionismo radical, motor de la biología básica,
con el empeño humanista por comprender la mente humana, motor de la psiquiatría
y el psicoanálisis. Al fin y al cabo, es la misma meta de la ciencia del
cerebro: vincular los estudios físicos y biológicos de la naturaleza y sus
habitantes con una comprensión de la trama más íntima de la mente y la
experiencia humanas.”
En un discurso pronunciado al recibir el Nobel en el año
2000 dijo:
“Mirando hacia el futuro, nuestra generación
científica ha llegado a la conclusión de que la biología de la mente será tan
importante en este siglo como lo fue la biología del gen en el siglo XX”. En un
sentido más amplio, el estudio biológico de la mente es mucho más que una
indagación científica promisoria: es también una empresa humanista de gran
importancia. Es un puente entre las ciencias -que se ocupan del mundo natural-
y las humanidades que se ocupan del sentido de la experiencia humana. Las ideas
que inspire esta nueva síntesis no sólo mejorarán nuestro conocimiento de las
perturbaciones psiquiátricas y neurológicas, sino que nos aportarán una
comprensión más cabal de nosotros mismos”
En busca de la
memoria
es un libro muy interesante, con una hábil combinación de recuerdos y reflexiones personales junto a conocimientos procedentes de la neurología, la biología evolutiva, la genética molecular, la biotecnología, la bioquímica y la psicología. Un recomendable libro que
nos permite conocer la vida y la obra de una de las mentes más lúcidas y
peculiares de la ciencia actual. Puede que ejerza una influencia enorme sobre
la ciencia del presente siglo; el tiempo lo dirá.
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