En el recomendable blog La nueva
ilustración evolucionista aparece una entrada donde Pitiklinov comenta una
nueva hipótesis para explicar el extraordinario incremento de la inteligencia en nuestra
especie. Los autores Steven Piantadosi y Celeste Kidd proponen que la
crianza de la descendencia fue el principal factor que desencadenó una
inteligencia desproporcionada para las necesidades de supervivencia de nuestros
antepasados. Según estos autores se produjo lo que se denomina selección
desbocada, que funciona del siguiente modo;
Los humanos nacen en un estado muy inmaduro para que puedan pasar por el
canal del parto, lo cual lleva a que la inversión parental sea muy alta y muy
exigente; los padres necesitarían de una gran inteligencia para llevar adelante
la crianza, que a su vez conduce a un mayor tamaño cerebral, que implicaría una
mayor inmadurez en el momento del parto, que de nuevo conduce a mayor inversión
parental, y así sucesivamente. En otras palabras, una mayor inmadurez en el
parto favoreció una mayor inteligencia en adultos, que a su vez implicaba mayor
inmadurez en los neonatos que precisaban un cerebro mayor, cerrando así un
circulo virtuoso. Los autores aportan también una correlación entre el tiempo
de destete y la inteligencia en diferentes especies de primates estudiados.
Por cierto, este esfuerzo para la crianza de bebés inmaduros favorecería
unos fuertes vínculos entre la pareja y entre los padres y los hijos. El amor
entre parejas y el amor materno-filial estarían en este caso anclados en lo más
profundo de nuestra naturaleza.
Esta hipótesis no tiene porqué ser incompatible con la existencia de otros
factores que interactuaron para favorecer la explosión de inteligencia que se
produjo hace unos millones de años y que nos distanció de otros primates. La
necesidad de crear grupos sociales para mejorar la caza y la defensa de los
depredadores, la selección sexual, las posibilidades tecnológicas que ofrecían
las manos libres y prensiles, el aumento del tiempo de crianza, todos estos
factores pudieron, junto a otros, actuar
conjuntamente para favorecer un cerebro sofisticado que les dotaba de una gran inteligencia. Y en todos ellos se pudo dar este efecto de
selección “desbocada” o en “cascada” que gracias a la retroalimentación positiva
que se produce, puede explicar los impresionantes logros que se han producido
en nuestra historia evolutiva.
Para el lector interesado, les dejo algunas entradas de este blog que abordan este tema:
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