UN SUEÑO
Esta mañana me he despertado
sin prisas. Todavía retenía un sueño en los labios. Una cara conocida, hermosa,
serena, limpia. Sus gestos, suaves, silenciosos, de una generosidad
inverosímil, de una bondad idílica. Un cuerpo menudo y perfectamente acabado sale de la ducha, se cubre con una toalla y pasea su espléndida piel a pocos metros de mi mirada. Una boca inocente
y húmeda se acerca y conecta. Un beso explosivo y profundo, entregado y
cómplice. Aparece la conciencia, flotando. El beso, podría ser el título del
sueño, un sueño con forma de mujer procedente de misteriosas combinaciones
fundidas en el inconsciente. El recuerdo me comprime el tórax de puro placer.
Permanezco en la cama intentando rescatar la experiencia, atraparla. Hago un
esfuerzo para evitar que estos fragmentos del sueño se diluyan con el paso de
los minutos; no quiero que desaparezcan de mi memoria. Por esto, para sacarlos
de mi cerebro he querido escribirlos, pero es imposible describirlos
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