Acabo de desayunar con los niños de San
Idelfonso cantando la lotería de navidad. Ahora mis hijos están sentados
delante del televisor creyendo que van a ser premiados de un momento a otro.
He rescatado un artículo que escribió hace dos
años Ignacio Camacho en ABC. Me
encantó y por eso voy a compartirlo aquí. Sobre la navidad.
LUZ DE ADVIENTO.
“Siempre te ha gustado la Navidad. Incluso
ahora, cuando te empieza a pesar que cada invierno te arranque hojas del
calendario y en la caída temprana de las tardes sientes que lo mejor de tu vida
tal vez ya haya pasado. Incluso cuando las ausencias te clavan sus pequeñas
agujas de nostalgia en los costados y te transportan al tiempo de inocencia en
que la casa familiar convertía el mundo en un lugar seguro, confortable y
cálido. Te gusta lo que tiene de refinamiento, de ternura, de piedad, de
belleza, de anclaje en la tradición cultural y emotiva de un orden civilizado.
Te gusta su simbología afable de sentimientos íntimos, su dulce, acogedora
cosquilla de recuerdos gratos. Y si algo te ha dejado de complacer no es la
melancolía ni el quebranto sino la extensión de un pensamiento social
acomplejado, de una mentalidad líquida que desdeña la esencia de los ritos
sacros para construir una fiesta abstracta y como avergonzada de su mensaje,
desnuda de creencias espirituales, desdibujada de significados.
Por eso ante esa Navidad sin esperanza y sin
misterio debes abrirte camino hacia tu propia memoria, hacia el paisaje
emocional que llevas dentro. Hacia los villancicos infantiles que te enseñaron
en el colegio, hacia la delicadeza de las manos de tu madre cuando colocaba en
el portal de corcho las figuritas del nacimiento, hacia las luces probretonas
que alumbraban el pueblo cuando en la madrugada sonaban en la calle las voces
destempladas de los campanilleros. Hacia los guantes que protegían tus dedos de
los sabañones camino de la misa del Gallo tras la cena en el hogar paterno.
Hacia los coloridos christmas de Unicef que traía el cartero, hacia el temblor
de la noche de Reyes, hacia las rutilantes cajas vacías que otorgaban un
impostado aire de opulencia al abeto. Hacia los años irrecuperables en que tu
conciencia se forjaba en el delicado aprendizaje de los afectos.
Deja que vuele tu corazón en ese viaje al interior
de tus sueños. Que te lleve a un oratorio de Bach en Saint Germain des Près, a
un mercadillo helado en una ciudad de Castilla, a una mañana de museo delante
de la Adoración de un pintor flamenco, a la cabalgata en que tus hijos se
asustaron al ver de cerca la cara del rey negro. Deja que suene en tus adentros
la voz de Sinatra pidiendo que nieve o la de Dietrich evocando con tono marcial
al pequeño tamborilero. Recuérdalo todo en estas noches iluminadas en que la
cultura, la fe, la liturgia, el humanismo y el progreso nos convocan desde el
fondo del tiempo a celebrar en paz el sustrato moral que nos hace seres dignos
hasta sin merecerlo.
Abrígate y sal, abre tu alma a esta esplendente
luz de Adviento. Ánclate sin tristeza ni remordimientos en tu verdadero ser, en
tu historia devuelta como un eco, en la identidad profunda y esencial que te
revive esta admirable, divina historia de amor capaz de transformar el
universo.”
P. D. Acabo de leer otra columna de Ignacio Camacho sobre la Navidad titulado "La llave secreta" publicada el 23-12-2019, también muy recomendable. Les dejo el enlace:
https://www.abc.es/opinion/abci-llave-secreta-201912230003_noticia.html
P. D. Acabo de leer otra columna de Ignacio Camacho sobre la Navidad titulado "La llave secreta" publicada el 23-12-2019, también muy recomendable. Les dejo el enlace:
https://www.abc.es/opinion/abci-llave-secreta-201912230003_noticia.html
Ignacio Camacho es un gran periodista al que sigo desde hace un tiempo. Excelente artículo el que muestras . Un saludo
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