A partir de cierta edad, conviene tener claro
que los momentos placenteros hay que subrayarlos. Puede que haya que intentar
buscarlos y saborearlos cada semana.
Despertarme una mañana de sábado junto a mis
hijos en la misma cama, sin prisas, con sonrisas.
Caminar junto al mar en soledad, con música en
los auriculares que me ayudan a recorrer libremente mi pasado. Nada como la
música y la soledad para fundir la memoria y el tiempo.
Pasear por un parque tranquilo un día gris de invierno.
Ver correr a mi hijo con un balón pegado a sus
pies, practicando regates traviesos y atrevidos.
Escuchar las risotadas gruesas y redondas de mi hija
después de una de sus típicas e inocentes bromas.
Momentos de oro, de oro puro.
Me ha gustado mucho . soy su hija . A mi también me gusta despertarme a tu lado .
ResponderEliminar