Nunca se sabe dónde puede haber un giro del destino, o una señal. Voy a volver a editar una entrada de hace casi diez años que incluí en mi libro “Tiempo, memoria y libre albedrío “ por si acaso sirve.
DESTINO
Creado el Universo y diseminado el fuego estelar junto al que danzan los planetas, avanza la Historia sujeta a un Orden que desconoce su Fin. Originada la Vida que atrapa cada mejora, es impulsada a resistir al Tiempo.
Océanos llenos de vida con grandes y duros competidores; dotados de armas y estrategias ingeniosas que buscan conquistar nuevos espacios y colores.
Criaturas pequeñas corren despavoridas huyendo de la tormenta que baja de las montañas. Enormes dragones que gritan su hambre atroz. Explosiones de gris del cielo que traerán nuevas luchas.
Savia que riega cada rama y cada hoja. Sangre que fluye en cada arteria animal. Leche que nutre de sentimiento el tejido vital.
Un Mono desnudo se alzó entre las bestias, levantó la vista y lloró enternecido ante la inmensidad que vio ante sus ojos. Se emocionó al comprobar su belleza y su juventud. Se entusiasmó ante la felicidad que le producía cada descubrimiento, cada idea, cada paso. La vida y la muerte se escriben a medida que este curioso animal se abre camino en busca de lo eterno.
Nace el Artista que delinea los contornos del espacio y el tiempo. Aparece la Razón que atrapa la sustancia de lo natural. Cerebros que buscan sobrevivir con la Verdad y huir del sufrimiento. Los imperios nacen y perecen. Se funde la naturaleza y la cultura. Se confunde la gloria y la perdición. Las pasiones arrebatan la voluntad. Se inventa la libertad. Florecen jardines en tiempos de luz, y tinieblas en tiempos de oscuridad. El amor. El horror.
Todo bajo la inconmensurable mirada de la armonía del Cosmos y su inquebrantable cadena de leyes.
Todo atado al implacable Destino.
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