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martes, 11 de diciembre de 2012

BARBARA STANWYCK


Barbara Stanwyck se llamaba realmente Ruby Catherine Stevens y nació en Brooklyn (Nueva York) en 1907. Su madre falleció cuando ella tení­a sólo 4 años y su padre la abandonó poco después. Trabajó de telefonista y de corista en espectáculos de vodevil  donde conoció a su primer marido, el actor Fran Fay. El joven matrimonio se trasladó a Los Ángeles en 1928, con la decisión de alcanzar la gloria en Hollywood. Tanta era la obsesión de Fay por convertir a su mujer en una celebridad, que se dice que el guión de Ha nacido una estrella (1937) está basado en la historia de su matrimonio.

Sobre un cuerpo delicado muy bien proporcionado, poseía un rostro enérgico, y firme. Con ojos de pajarito, podía revolotear ligera en medio de un puñado de hombres en una comedia, o bien convertirse en un ave rapaz capaz de devorar al primer hombre que encuentra por el camino en un drama negro.

Poseedora de un carisma magnético, un misterioso atractivo que la hizo ser una de las más grandes durante los años 30. Su primer gran éxito lo obtuvo junto a Frank Capra en Mujeres ligeras (1930), y Amor prohibido (1932). En los años siguientes, trabaja junto a los mejores directores en títulos como Enfermeras de noche (1931) William Wellman, el western biográfico de George Stevens Annie Oakley (1935) y en el soberbio drama romántico Stella Dallas (1937) de King Vidor por cuyo papel obtuvo su primera nominación al Oscar.

En los cuarenta su carrera continuó en ascenso y en un solo año, en 1941, acompaña a Henry Fonda  en Las tres noches de Eva, la estupenda comedia romántica de Preston Sturges; y enamora a Gary Cooper en la fábula de Capra Juan Nadie ; y en la comedia de Hawks Bola de fuego, donde obtiene una segunda nominación a los oscars.
En 1944, Billy Wilder y Raymond Chandler se unen para escribir “Double Indemnity” un guión basado en un relato de J. M. Cain  (muy conocido por haber escrito El cartero siempre llama dos veces). El film, dirigido por el propio Wilder y titulado en España Perdición, supuso una de las cumbres cinematográficas del cine negro. El protagonista principal es un tipo corriente, vendedor de seguros, Fred McMurray que sucumbe ante los encantos de una implacable y provocadora mujer. Barbara Stanwyck le pondrá la mirada y el rostro al perfecto prototipo de mujer fatal que arrastra a la perdición al pelele que se le ponga por delante. Volvió a ser nominada al Oscar, y aunque no lo consiguió, se convirtió en la mujer mejor pagada del paí­s.

La actriz hizo posteriormente trabajos fabulosos en el género negro El extraño amor de Martha Ivers (1946), Voces de muerte (1948), por la que fue nominada al Oscar por cuarta vez, Encuentro en la noche (1952) y en el western -Hombres violentos (1955), el melodrama -la primorosa Siempre hay un mañana (1956), de Douglas Sirk o el drama -La gata negra (1962). Poco a poco su carrera fue virando hacia la televisión.  En 1982, la Academia le otorgó un merecido Oscar honorí­fico “por su creatividad superlativa y su contribución única al arte de la interpretación en el cine

Murió en Santa Mónica el 20 de enero de 1990