Barbara
Stanwyck se llamaba realmente Ruby Catherine Stevens y nació en Brooklyn (Nueva
York) en 1907. Su madre falleció cuando ella tenía sólo 4 años y su padre la
abandonó poco después. Trabajó de telefonista y de corista en espectáculos de
vodevil donde conoció a su primer
marido, el actor Fran Fay. El joven matrimonio se trasladó a Los Ángeles en
1928, con la decisión de alcanzar la gloria en Hollywood. Tanta era la obsesión
de Fay por convertir a su mujer en una celebridad, que se dice que el guión de Ha nacido una estrella (1937) está basado
en la historia de su matrimonio.
Sobre un
cuerpo delicado muy bien proporcionado, poseía un rostro enérgico, y firme. Con
ojos de pajarito, podía revolotear ligera en medio de un puñado de hombres en
una comedia, o bien convertirse en un ave rapaz capaz de devorar al primer
hombre que encuentra por el camino en un drama negro.
Poseedora
de un carisma magnético, un misterioso atractivo que la hizo ser una de las más
grandes durante los años 30. Su primer gran éxito lo obtuvo junto a Frank Capra
en Mujeres ligeras (1930), y Amor prohibido (1932). En los años
siguientes, trabaja junto a los mejores directores en títulos como Enfermeras de noche (1931) William
Wellman, el western biográfico de George Stevens Annie Oakley (1935) y en el soberbio drama romántico Stella
Dallas (1937) de King Vidor por cuyo papel obtuvo su primera
nominación al Oscar.
En los
cuarenta su carrera continuó en ascenso y en un solo año, en 1941, acompaña a
Henry Fonda en Las tres noches de Eva, la
estupenda comedia romántica de Preston Sturges; y enamora a Gary Cooper en la
fábula de Capra Juan
Nadie ; y en la comedia de Hawks Bola de fuego,
donde obtiene una segunda nominación a los oscars.
En 1944,
Billy Wilder y Raymond Chandler se unen para escribir “Double Indemnity” un
guión basado en un relato de J. M. Cain
(muy conocido por haber escrito El cartero siempre llama dos veces). El
film, dirigido por el propio Wilder y titulado en España Perdición, supuso una de las cumbres cinematográficas del cine
negro. El protagonista principal es un tipo corriente, vendedor de seguros,
Fred McMurray que sucumbe ante los encantos de una implacable y provocadora
mujer. Barbara Stanwyck le pondrá la mirada y el rostro al perfecto prototipo
de mujer fatal que arrastra a la perdición al pelele que se le ponga por
delante. Volvió a ser nominada al Oscar, y aunque no lo consiguió, se convirtió
en la mujer mejor pagada del país.
La
actriz hizo posteriormente trabajos fabulosos en el género negro El extraño amor de Martha Ivers
(1946), Voces de muerte
(1948), por la que fue nominada al Oscar por cuarta vez, Encuentro en la noche (1952)
y en el western -Hombres violentos (1955), el melodrama
-la primorosa Siempre
hay un mañana (1956), de Douglas Sirk o el drama -La
gata negra (1962). Poco a poco su carrera fue virando hacia la
televisión. En 1982, la Academia le otorgó un
merecido Oscar honorífico “por su creatividad superlativa y su contribución
única al arte de la interpretación en el cine