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martes, 20 de agosto de 2019

AQUÍ, FRENTE AL MAR



"Davant de la mar, un queda sempre amb un pam de nas. La mar és impintable, indescriptible, inaferrable, incomprensible i d'una indiferència total."
                                                                                         El quadern gris. Josep Pla

Aquí, frente al mar, se me ilumina la conciencia, y abro de par en par las puertas de la nostalgia. Me gusta pasear por la orilla envuelto con aquella música que me acompañó, y una corriente emocional me arrastra inevitablemente al inquietante misterio del tiempo.

Aquí, frente al mar, me doy perfecta cuenta de quien fui y de quien soy. En lo más profundo del cerebro permanecen aquellas tardes saladas, y aquellas noches húmedas pegadas a canciones de amor. Me gusta volver cada verano a este mismo mar dorado que me prometía excitantes viajes, que inunda de nostalgia cada paseo y me recuerda lo que nunca más volveré a ser ni a soñar. Las estaciones se repiten y vuelven cíclicamente, como las olas, pero el tiempo se encarga de apaciguar los ánimos y de allanar el futuro.

Aquí, frente al mar, he vivido momentos de gozosas glorias, he confesado amargas derrotas, he experimentado la quietud, la inquietud, la soledad, la calma, el amor, la textura de estar vivo. En el mar se fusionan el tiempo, la música y la memoria.
 
Aquí, frente al mar, el más inconmensurable de los paisajes.










viernes, 2 de agosto de 2019

EL TIEMPO VUELA. LOS PEKENIKES

A mediados de la década de los 70 era habitual en las fiestas veraniegas la actuación de grupos musicales (pequeñas orquestas de 5 o 6 músicos) que solían mezclar todo tipo de géneros musicales. Así, junto a pasodobles como “La morena de mi copla” (la conocíamos como Julio Romero de Torres, sí, la que pintó a la mujer morena) “Amparito Roca” o la incansable  “Paquito el Chocolatero” podían tocar boleros, éxitos de Formula V o Los Diablos, o algún tema internacional que le diera un aire más moderno.


Yo transitaba un tanto confuso entre la infancia y la adolescencia y asistía con entusiasmo cerca de los músicos, a veces, incluso sentado en el borde del mismo escenario. Mi memoria asocia el inicio de este tipo de noches con una canción inconfundible que representa perfectamente aquel tipo de formaciones musicales. Se trata de “El tiempo vuela”, un tema de los Pekenikes que era una versión del éxito estadounidense “Time is Tight”, de Booker T. & the M.G.'s.

Esta versión de Los Pekenikes del año 1969 fue más popular que el original y se convirtió en un indispensable de este tipo de grupos de la década de los 70.

A los que tengan una cierta edad les podrá recordar muchas cosas el inconfundible sonido Hammond y las animadas notas del bajo eléctrico que tiene la canción. También les parecerá que tiene un título absolutamente apropiado. Les dejo un enlace