Llega septiembre. Y las playas desiertas, y la lluvia, y la caída de las hojas. Llega la sensación de que el tiempo vuela y nos protegemos con los hábitos y la rutina.
Vuelven las tormentas y los charcos en las calles, la melancolía y los días cortos. Vuelve el cielo gris y el mar triste
Y vuelve la incertidumbre de lo que viene. La racionalidad no tiene la última palabra pero deberá imponerse a las emociones frente a lo que el viento del azar nos ofrezca antes de enfrentarnos al próximo verano