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domingo, 4 de enero de 2015

TESTIGO

A lo largo de su historia evolutiva, los humanos tuvieron una esperanza de vida de unos cuarenta años. Suficiente tiempo para crecer, jugar, aprender, emparejarse, tener hijos y criarlos.

Con los avances de las ciencias biomédicas, esta esperanza se ha doblado en los países desarrollados y, con un poco de suerte, tras la juventud te esperan algunas décadas para pensar en la larga despedida. 

Pero la orquesta hace tiempo que dejó de sonar para ti y ahora ya sabes que aquella canción no la escucharás jamás. Te has dado cuenta de que vives en un universo inútil y cedes ante los cambios que se producen a tu alrededor. También sabes que los deseos no se cumplen por el mero hecho de haberlos soñado. Tus escenarios preferidos ya no existen, los bares de tu juventud hace tiempo que cerraron las puertas. Tu pasión y tu generoso entusiasmo se han ido desvaneciendo y el tiempo ha pasado por encima de tus sueños. La vida es una derrota aceptada y no te queda más remedio que asumirlo. Antes de que todo se desmorone intentas reconstruir tu memoria que en realidad es el único testigo.

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