Este
blog nace de la tranquila soledad de la medianoche. También de la angustia, del
insomnio, de la noche más oscura. De la ternura, del desgarro, de la necesidad
de tener que continuar, de tener que empujar mis gritos y mis lágrimas hacia
dentro, de poder quejarme en silencio sin romper nada.
Hace
años que yo no soy lo más importante, que ya he sido relevado por quienes
disponen del misterioso tiempo, y del futuro iluso. Ya sé que una estúpida
tragedia de fondo se instalará junto a mi camino plagado de fragmentos rotos de
viejos sueños.
Concentrarme
en estos abismos es inútil, aceptar la inevitable derrota y asumir la ausencia
de alternativas no mejora nada, ni me ayudará en las horas más lentas. Solo
queda confiar en que los cables de mi cerebro sepan qué hacer para minimizar el
dolor y soportar con dignidad las últimas batallas.
¿Y Todo
Para Qué? Todo Para NADA.