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sábado, 15 de junio de 2013

ESTUPIDEZ


No sé si algún día escribiré con la absoluta libertad que me merezco sobre la estupidez. Sin importarme el juicio del imbécil, del tonto malo que solo destaca en su mediocridad y en su capacidad de mentirse a sí mismo. La estupidez humana suele ir acompañada de una gran dosis de autoengaño, el cual es un rasgo del ser humano que no se ha tenido en cuenta lo que debería y que merece una reflexión aparte.

El estúpido se pasa el día buscando argumentos que llenen su cabeza hueca. Con bastante poco, alimentan su ego y salen a taladrar la cabeza a alguna víctima inocente. Porque el estúpido es, además, muy pesado. Siempre insiste. Le suele gustar ser protagonista, y llamar la atención. ¡Con que asombrosa naturalidad parecen disfrutar de los eventos sociales sin importarles la apestosa carga de inmoralidad que llevan encima! Su estupidez es producto de sus elevadas limitaciones afectivas debido a que fueron malparidos y luego malcriados. Porque además, suelen ser feos. Feos de alma. Feos de cojones. Es muy habitual en  los putos feos creerse más listos. Dicen que tuvieron que ser más listos para poder sobrevivir. Como si hubiera una selección natural de los más listos en la actualidad.
No creo que se reproduzcan más, pero, los feos ya no se mueren de feos, al contrario, viven bien, acaban situándose bien. Muchas veces se colocan de maestros. También en la universidad, faltaría más. O de periodistas. O de políticos. Los pueden encontrar en cualquier profesión. Todos se caracterizan porque hacen muy mal su trabajo; pero ellos se creen que son los mejores en lo suyo. Su poca lucidez la utilizan para buscar argumentos falaces que refuercen su estima y puedan dormir por la noche. Son capaces de destrozar todo lo que tocan pero pronto aparecen silbando como si ellos no tuvieran nada que ver. Al momento ya tienen el argumento para buscar un culpable y pregonar su receta que solucionaría el destrozo sin ser consciente de que lo acaban de provocar. Si polemizas con estos memos los puedes aniquilar en pocos minutos, porque tienen su capacidad de raciocinio muy limitada, pero pronto se alejan, huyen  buscando refugio desde el que vomitar a otro sus bobadas. Porque también son bobos. Y babean, y  les gusta enjabonar a alguien de vez en cuando y así consiguen que les escuche, pero los memos lo confunden con la generosidad. Pero como son envidiosos y acomplejados, tardan poco en volver a sacar su estúpida lengua venenosa.
 Por suerte hay camioneros, farmacéuticos o mecánicos que hacen bien su trabajo. Vendedoras que te venden un buen pan. O camareros que te sirven con amabilidad la cerveza. Gente con clase. No mucha. Puede que mañana piense otra cosa.

2 comentarios:

  1. EXTRAORDINARIO, NI MAS NI MENOS..............

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  2. "El Grado de la Estupidez Humana, Está Muy Por Encima de Su Grado de Capacidad de Raciocinio"

    J.Q. Mol

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