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sábado, 19 de febrero de 2011

2001 UNA ODISEA EN EL ESPACIO. MÚSICA Y CINE



2001 Una odisea del espacio. Stanley Kubrick

La pantalla está oscura. Un circulo luminoso se abre paso entre la inmensidad del cosmos y suena la obertura Así habló Zarathustra de Richard Strauss.
Cielo rojo africano. Espacios muy abiertos... Sol.... tiempo, silencio. 
Unos australopitecos comen hierba en paz junto a otros mamíferos. Un felino se abalanza sobre un miembro de la manada rompiendo la calma. Sobrevivir es difícil. Fundido en negro.
El mismo grupo bebe en un charco, llega un clan rival y los intimida obligándolos a marchar, los primeros se quedan sin agua. De nuevo silencio. Un leopardo de ojos brillantes vigila el paisaje y la comida. El grupo de simios espera en la oscuridad de la noche en una cueva. 
Miedo. Frío. Hambre. Incertidumbre,

Una soleada mañana aparece un extraño objeto junto a la cueva, posiblemente el más enigmático símbolo que haya dado el cine.  Un misterioso bloque rectangular de varios metros de altura. Los simios, curiosos, se acercan y lo tocan. Dios.... La inteligencia... La conciencia.... El amanecer del hombre. Oímos una música religiosa y difusa: el “Requiem “ de Ligeti. 
Una experiencia visual y filosófica invade la pantalla. Poesía sin palabras. 

De lejos se vuelven a oír los metales de los primeros compases de”Así habló Zarathustra”.   La música se acerca al simio que tenemos ahora en pantalla presagiando un grito de triunfo. Los timbales suenan secos y enérgicos en uno de los crescendos más famosos de la música; los sonidos van cobrando fuerza mientras el mono encuentra sentido a lo que tiene entre manos. Con una mano ase un hueso que le servirá de herramienta, o de arma. Golpea otros huesos y se siente poderoso. La caza y la vida ya no serán tan difíciles. Ya no habrá más hambre ni miedo.Tiene las manos libres y el cerebro preparado. Dispone de armas, de inteligencia, de razón…… Sabe como matar animales; ahora nadie le quitará el agua; nadie  lo asustará. 

Este nuevo hombre-mono evolucionará hasta llegar a ser el dominador del planeta. Lanza el hueso al aire, y en la elipsis más larga de la historia del cine el hueso se convierte en una nave espacial que surca serenamente los cielos en un ballet cósmico. Suena ahora “El Danubio azul” de Johann Strauss (hijo). Se han suprimido varios millones de años en la historia del género humano. El hombre pasa de dominar la tierra a querer dominar el cosmos. 




1 comentario:

  1. La habré visto 5-6 veces desde los 16. Y estoy leyendo ahora la novela, décadas después. Nunca es tarde si la dicha es buena :)

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