Un blog es más
que un libro, e incluso, más de un libro. Puede contener imágenes, o
animaciones, se pueden incluir videos o links directos a otros lugares con
información diversa; pero además, un blog contiene varios libros que el lector
puede configurar a su antojo. Cada etiqueta engloba una serie de artículos con
una temática común y puede considerarse como un solo libro, pero se puede
añadir etiquetas de contenido similar logrando así un libro más voluminoso.
Cada lector puede escoger el orden de las entradas con las que puede organizar
su libro a medida.
Muchos de
los artículos de este blog tenían en principio la intención de incluirse en dos
libros que tenía en mente.
Uno era Momentos
de cine, o tal vez, Momentos de cine clásico, con
los momentos más emocionantes que había vivido como espectador apasionado de
cine. Trataba de reflexionar sobre las escenas que más me habían emocionado y
que las incluía en una lista de mis diez películas preferidas . Esto se amplió
con sentidos homenajes a mis diez actores y diez actrices preferidas. A esto se
volvió a sumar algunos breves recorridos por diversos géneros resaltando de
cada uno de ellos un ejemplo significativo de cada género, y también alguna
entrada referente a la música de algunos films.
El otro
libro quería llamarse “el determinismo y el libre albedrío” y los artículos los he ido publicando bajo la
etiqueta de “tercera cultura”. Son algunas de las paginas que tenia escritas
sobre el que considero el principal problema filosófico, sobre el cual espero
volver en próximas entradas.
En el blog añadí otras etiquetas que han
formado el núcleo de mis preocupaciones de los últimos años. Algunas entradas tienen un componente autobiográfico más o
menos explícito que bucea en lo más profundo de mi memoria.
No sé si se
recopilarán alguna vez en un formato impreso, no tengo ninguna aspiración de
ser escritor de libros, ni de contactar con ningún editor. Pero un blog no
necesita editor que juzgue la oportunidad o no de publicación. Todos podemos
publicar lo que nos parezca oportuno. Por esto, la libertad para escribir es
total. Nadie me hace indicaciones sobre la oportunidad o comercialidad de mis
entradas; de hecho, algunas entradas las intenté camuflar rápidamente con
nuevas entradas por una cuestión de estúpida timidez. Como si quisiera que
fuera leído, pero por una minoría.
No me prodigo en blogs, ni hago ningún
esfuerzo para aumentar el número de visitantes. No escribo sobre política, ni
sobre fútbol o sexo, que, sin duda, incrementarían el número de lectores y de comentarios.
Simplemente, cuando cuelgo un post, tengo la sensación de que trasciende a mi
memoria y tiene entidad propia. Ya no se perderá en el vacío de mi soledad, y a
partir de ahí, no depende de mí que
exista alguien a quien le pueda interesar, aunque evidentemente me gusta recibir
comentarios y provocar debates que me aporten ideas nuevas.
100 entradas, 99 comentarios. 26 seguidores y unas 62.000 visitas hasta el momento. Es lo
que hay.
Mi intención
es seguir hablando sobre cine clásico, sobre tercera cultura, o sobre la vida. Desde la soledad de mi memoria.
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