Desde que tengo hijos mi felicidad es la suya. Mis ilusiones son
las suyas.
He abandonado mi camino, mi búsqueda, mi horizonte. He renunciado
a mis sueños y al reconocimiento. Ya no me queda París.
Me queda mi memoria y
el miedo de ser padre. Me quedan sus proyectos, y también sus risas, sus abrazos y sus besos.
http://humbertomondejargonzalez.blogspot.com/2014/07/no-lo-olviden-nunca-decirle-sus-hijos.html
ResponderEliminarhttp://humbertomondejargonzalez.blogspot.com/2014/11/120-podemos-o-no-podemos.html
Y como así está escrito en nuestro genoma que debe ser, pues que así sea ;). A mi ocurre lo mismo con mis hijas, Miquel.
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