A partir de un guión propio y basado en la novela homónima de la que es autor, Fernán Gómez dirigió en 1986 este entrañable homenaje a los actores ambulantes de otra época, los últimos cómicos que recorrieron la España rural de la posguerra para entretener a una población sencilla que pasa toda clase de miserias.
Como en los versos de Machado estos caminantes harán camino al andar, recorrerán largos caminos para actuar en cutres cafés, o en frias plazas, soñaran en posadas o establos inmundos, y viajarán hacia un futuro muy incierto y desolador, hacia el ocaso de un oficio, hacia ninguna parte, como dice su titulo.
José Sacristán es Carlos Galván, un cómico de la posguerra que intenta sobrevivir con su familia y su compañía de teatro a una época que empezará a cambiar con la llegada del cine, del automóvil y del fútbol.
“-¡Ay, Galván, hijo y nieto de Galvanes!”-, le comenta constantemente su amigo Maldonado (Juan Diego) recordando la lucha de varias generaciones sin más escuela que la transmitida de padres a hijos. La agonía de Galván representará la agonía del teatro y de una forma de vivir.
Galván y su compañía nos mostrarán su lado amable y gracioso, pero también su cara amarga. Su humor y su dolor como compañeros de viaje.
El viaje a ninguna parte trata sobre los sueños. Sobre el modo de superar las derrotas y ser algo más que un artista muerto de hambre. Sobre la capacidad de autoengaño para poder sobrevivir en circunstancias adversas.
Los momentos finales me parecen los mas sobrecogedores y entrañables de la película y de la historia del cine español. No sé si la memoria me fallará, pero yo los recuerdo así:
En la barra de un bar, un anciano Carlos Galván con una incipiente demencia que mezcla sueños y realidad cuenta a su amigo Maldonado una adornada autobiografía. En el cerebro de Galván, al igual que en la condición del ser humano la realidad y la ficción se confunden en una niebla confusa.
Suena una música de jazz libre (de Pedro Iturralde) caótica y desordenada como el alma de Carlos Galván donde se funden profundos deseos y aspiraciones nunca cumplidas. Ilusiones que forman parte de la verdad. Relatos autobiográficos construidos para desmentir que era un artista derrotado al que nadie recordaría.
El anciano Galván deja volar su memoria entre nombres de triunfadores del cine y de la vida. Todo lo que los avatares de la vida le negó, lo recobró en algunos misteriosos rincones de su cerebro. En su lecho de muerte recuerda las voces de su vida. Y se recuerda como un galán frente a las más bellas actrices, frente a una Marylin Monroe vestida de rojo, Marylin fusionada a su amada Juanita. Por su alma aparecen recuerdos de lejanos tiempos de hambrunas y carencias, de caminantes a través de un cielo de ilusiones y sueños, de momentos de gloria y triunfo, de apasionados amores. El anciano revela al psicólogo del centro donde esta internado una colección de fantasías y realidades pegadas en su alma
Su vida se apaga mientras en la residencia anuncian su fallecimiento, el de Carlos Galván y el de unos trotamundos que se resistían al fracaso y al hambre.
No está el video de este momento. Pueden ver el momento en que Sacristán intenta enseñar el oficio a un debutante Gabino Diego.En la red está también el conocido momento de la llegada de los "peliculeros" a rodar y Fernán Gómez lo intenta de extra. Yo les aconsejo volver a ver la peli entera.
Hermosa, triste, nostálgica, tierna, amarga, dura, cómica…..todos los adjetivos le caben a este complejo film que triunfó en el año de inauguración de los premios Goya
Este sentido homenaje al oficio de actor puede extenderse al excelente reparto del propio film: Sacristán, el propio Fernan Gómez, Juan Diego, Agustín González, Mª Luisa Ponte, Queta Claver…. Junto a ellos podrían haber estado el entrañable Manuel Aleixandre, López Vázquez, Alfredo Landa, la familia Isbert, …….la lista podría ser muy larga.Cómicos que durante muchos años han brillado en el panorama del cine español. Toda una generación de magníficos actores que estuvieron muchas veces, muy por encima de las películas que hicieron.
Me dejo un sentimiento agridulce..... me gusto especialmente la ambientación de la España profunda de los años 40. Me gusta tu blog y el comentario que haces de las peliculas.Salu2
ResponderEliminarPara mí El viaje a ninguna parte es la mejor película española de todos los tiempos. Una obra de arte.
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