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domingo, 31 de julio de 2011

libre albedrio (II)

“llamamos libre albedrío al desconocimiento de las causas de nuestro comportamiento”.
                                                                                                   Spinoza

Estoy delante de un delicioso helado de chocolate y tengo que tomar la decisión de comérmelo o no. En mi deliberación compiten el deseo de darle un mordisco –mis mensajeros químicos me indican la sensación de hambre- y unos mensajes cerebrales que indican que debo controlar el colesterol o el sobrepeso. Yo no soy consciente del proceso de deliberación, pero de repente dejo el helado en el congelador, y pienso: “he hecho lo que he querido”.
En realidad, mi cerebro ha actuado de forma inconsciente y después me ha transmitido la sensación de haber actuado de manera voluntaria. No hace falta recurrir a ningún ente imaginario e inmaterial que toma decisiones y que viola las leyes de la física. En todas las conductas actúan mecanismos similares, más o menos complejos, pero igual de determinados. Las causas de las conductas están en las complejas interacciones neurales que dependen del programa genético con el que uno nace y de su continua interacción con el entorno durante toda la trayectoria vital.
La mecánica cuántica no tiene nada que ver en este asunto y las neurociencias  han descartado definitivamente el dualismo entre mente y materia. Todo está causado por una inconmensurable cadena de causas que rigen el destino del Universo. Este determinismo cosmológico elimina el problema del anticuado debate entre determinismos genéticos y ambientales que llenan de confusión el tema de la responsabilidad moral. El problema es que muchos de los llamados científicos sociales deberán descartar el dualismo de su compleja y vacía charlatanería.

2 comentarios:

  1. El libre albedrio no existe, y además existe evidencia experimental (Libet).
    Excelente articulo y excelente blog.

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  2. Tienes razón que la mecánica cuántica no tiene nada que ver con el libre albedrío, aunque esta ciencia fue la gran esperanza de los libertarios. Creo que en mi libro "Cómo vivir sin libre albedrío" (descargadlo gratuitamente en http://www.janbover.org) deja sin ningún argumento a los que aun pretenden utilizar el azar para convertirlo en libertad.

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