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martes, 29 de noviembre de 2011

Marilyn Monroe


Asomada a la ventana para que la brisa acaricie su piel y el aire puro sonría sobre su rostro.
Por detrás, un hombre con mirada oscura parece acechar como un lobo que controla a su presa esperando el momento de hincar el diente.
En los sueños de medio mundo hubo un instante en que la gloria consistía en rescatar esta gacela herida.

A pesar de su conocida falta de puntualidad y de disciplina en los rodajes, todas las películas en las que participó, mejoraron con su insultante belleza. Su capacidad para crear personajes seductores, y a la vez vulnerables, generaron  turbulencias en el espíritu de la mayoría de los espectadores de varias generaciones.
Las fotografías de este icono del siglo XX han recorrido todos los rincones del mundo. En muchas de ellas, la belleza de su rostro llega a estremecer y uno se descubre con la vista atrapada en la luz que emite su piel. No me importa que fuera mejor o peor actriz ( no tengo muy claro lo que eso significa) o que fuera indisciplinada o neurótica en los rodajes. Porque cuando el rostro de este desafortunado ángel aparece en pantalla o en fotografía, los ojos disfrutan recorriendo los rincones de su cara y el cerebro se lanza a soñar sobre los más profundos impulsos que tiene grabados en los cromosomas de la especie humana. Posiblemente, la mujer más guapa del mundo.