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lunes, 27 de mayo de 2013

ACTORES Y ACTRICES (II)

Los alumnos que acaban ahora el bachillerato no han visto prácticamente ninguna película en blanco y negro, y por supuesto, no han oído hablar de James Stewart o de Ingrid Bergman. Pero los estudiantes no entenderán la historia del siglo XX  sin comprender la fascinación que fueron capaces de despertar un buen puñado de estrellas del celuloide.
 
En los sueños de medio mundo siempre ha habido instantes en que la mayor gloria consistía en rescatar de la jauría a una Marilyn herida de cualquier ciudad del mundo. Toda la poesía del universo consistía en comerse un plato de spaguetti  junto a la mirada vencedora de Sofia Loren con una sonrisa abierta. También te hubiera gustado correr alguna pillería compartiendo sonrisas y cervezas con Paul Newman o Burt Lancaster, o vestir un elegante traje al lado del Redford más guapo, o diluir en un whisky tu última derrota junto a Bogart en la madrugada de un bar.  Entre los anhelos masculinos, uno de los favoritos hubiera sido coincidir en algún sarao nocturno con Ava Gardner;o con la dulce Audrey Hepburn en el escaparate de Tyfannis, en una madrugada de resaca  y llevarla a la chocolatería más cercana a entenderla mientras mojas unos churros.  

Los hombres que nacieron durante nuestra guerra civil, vieron en el brazo y en la cabellera de Rita Hayworth o en los bailes de Silvana Mangano un río de sexualidad que despertó sus impulsos más profundos;  a la vez se enamoraron de la bondadosa Joan Fontaine convertida en Rebeca. Las siguientes generaciones que disfrutaron del cine durante el siglo XX continuaron disfrutando del glamour de las grandes estrellas.

Gary Cooper,Gregory Peck, Clark Gable, Kirk Douglas, o Clint Eastwood entre muchísimos otros, transmitían a sus personajes una personalidad y un estilo que podría servirte como referente para encarar tus futuros proyectos  o ayudarte a sobrevivir en cualquier combate de tu vida mientras escuchabas música del eterno Sinatra.
La sensualidad y el aroma de Gene Tierney , Angie Dickinson, Natalie Wood, Romy Schneider, Claudia Cardinale o de las más recientes Michelle Pfeiffer, o Julia Roberts han acariciado el gesto de los espectadores de varias generaciones que llenaron las salas de cine.
Pertenecen a una época en que el cine y sus estrellas tenían una hipnótica atracción hacia el público. En su vida real podrían ser unos estúpidos, pero sus personajes tenían estilo, sensualidad, belleza, categoría moral y una insólita forma de ser y de sentir  que los hacían poderosamente fascinantes y distinguibles del resto de los mortales. Constituían la esencia del cine, del genuino cine clásico.   Ahora supongo que la esencia reside en la tecnología informática y sus efectos visuales y sonoros, o ruidosos.
 
 


 
 
 
 
 
 
 


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

2 comentarios:

  1. ¡Cuánta razón tienes! ¿Dónde está la magia de esas estrellas hoy en día? ¿Dónde esa elegancia, esa personalidad que las distinguía, ese talento que hacía que sintieras con ellos-as, alegrías, tristezas, amores, desamores cómo si fueran parte de tu propia vida?

    La historia del cine, es en cierta manera la historia del último siglo..., y no estaría de más que la juventud, aprendiera a valorar las magnificas películas que se rodaron en aquella época. Un abrazo

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