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domingo, 21 de noviembre de 2010

El libre albedrio

L a ciencia del futuro tendrá como objetivo el estudio del hombre, del  hombre por dentro. La medicina personalizada, donde cada paciente dispondrá de su secuencia de ADN y la codificación de un cerebro en software  son algunos de los retos del presente siglo. Pero el funcionamiento de la mente será la gran cuestión. Y ésta cambiará radicalmente los fundamentos éticos  y morales que existen en la actualidad.
Las ciencias neurológicas y genéticas tambalearán los temas filosóficos y políticos que hoy son objeto de innumerables e inútiles debates. Empecemos por la cuestión más importante: el libre albedrío
Las ideas más atinadas desde mi punto de vista sobre esta cuestión  han sido expuestas hace ya mucho tiempo por Spinoza: “  "Las decisiones de la mente no son nada salvo deseos, que varían según varias disposiciones puntuales". "No hay en la mente un absoluto libre albedrío, pero la mente es determinada por el desear esto o aquello, por una causa determinada a su vez por otra causa, y ésta a su vez por otra causa, y así hasta el infinito."
También la famosa frase de Einstein:” Dios no juega a los dados con el Universo” capta la cuestión en la que me parece la cita más profunda e inteligente al respecto.
Analicemos detenidamente el concepto de “libre albedrio”. ¿Qué significa que una persona quiere hacer esto o aquello? ¿Qué entendemos por la voluntad de una persona para decidir su futuro?
Intentaré ser claro poniendo un ejemplo de lo más familiar: Estoy en una tienda y acabo de comprar embutidos y no sé si comprar o no un determinado queso que está expuesto en el escaparate. La dependienta,  muy amable, me propone que su jefe saldrá en un momento y me explicará las virtudes del preciado alimento. Yo no sé realmente que hacer. Sale el citado jefe y me ofrece un pequeño discurso sobre las bondades de su producto. Mientras escucho me doy cuenta de que continuo dudando. No tengo muy claro si quedarme con el queso o no……mi voluntad aún no se decide. El vendedor acaba su discurso y mi libre albedrío decide: -"no, no quiero el queso; se puede cobrar, ya tengo todo lo que quería".  Al salir de la tienda me doy cuenta que mi decisión surgió del fondo de mi cerebro en el momento en que el señor hizo un gesto que me pareció desagradable, y en el interior de mi cerebro se produjo una asociación de ese señor con una persona que no era de mi agrado. No tenía un aspecto de los que me suelen gustar; cada uno tiene sus manías, o experiencias.
Si el vendedor hubiera sido otro/a, con otros gestos, si me hubiera recordado otras sensaciones placenteras, mi decisión, o mi voluntad, hubiera sido la contraria. Si, ya sé que no estoy diciendo nada que no sepa todo el mundo. Las técnicas de venta están muy estudiadas y las virtudes que debe tener un buen vendedor no son difíciles de entender. Pero, ¿no ha sido mi libre albedrío el que ha decidido? ¿Que quiero decir cuando atribuyo el origen de la decisión a mi voluntad?  Mi inconsciente decidió que no cuando determinados estímulos procedentes del vendedor produjeron procesos neurológicos en  mi cerebro que producían rechazo. Después, mi conciencia tuvo la ilusión de que decidió de forma totalmente libre (los experimentos de Libet los comentaré en otra ocasión).
 Entonces, ¿cual es el origen de mi decisión? Respuestas: El vendedor;  mi pasado; mi cerebro........¿ los tres juntos?. Pero, si yo tengo libre albedrío para decidir,  no será que hay alguien aquí dentro (en mi cerebro, me refiero) que después de todo hace lo que le da la gana y elige.
Seguramente esta última opción no la aprobaran muchos lectores, pero es la que da por supuesto la mayoría de la gente. Si preguntas a la gente cual es la naturaleza de ese alguien que hay ahí dentro te contestaran cosas muy variadas y difusas…………podéis probar
La idea del fantasma en la máquina de nuestro cerebro ha sido expuesta hábilmente por Steve Pinker en su libro “La tabla rasa” y no voy a entrar en ella aquí, pero para los que no les valga el ejemplo porque se trata de apetitos o deseos (de queso o de vendedores) se me ocurre el ejemplo de una partida de ajedrez. El jugador está delante de su tablero con las piezas a la vista, y de repente su voluntad elige, la mente del jugador está absolutamente convencida de que su intención es jugar ese caballo que tiene amenazado. Su libertad le hace decidir por esa jugada sin que ningún estimulo del exterior ni ningún vendedor feo interfiera en su voluntad. Es un claro ejemplo de libre albedrío ¿no? El problema viene cuando el otro jugador es una máquina que, por cierto, dicen que no juegan nada mal. ¿Por que el jugador tiene libre albedrío y la maquina no?
De momento he decidido, libremente, que me voy a dormir. Yo sé que no tengo libre albedrio pero vivo como si lo tuviera, así que mi voluntad decide que me voy a la cama…. ¿o será que tengo sueño? .........Buenas noches.

10 comentarios:

  1. Nuestro libre albedrío está restringido -y condicionado- por la suma de nuestros genes + nuestro mapa final de red neural + nuestras experiencias en la infancia y adolescencia + instintos + mi memoria acumulada + cierta aletoriedad + ...

    Ahora bien, decir que las decisiones están determinadas, sólo tiene sentido si es posible predecir todas las decisiones. En caso contrario, el término es irrelevante.


    Vide. http://www.researchgate.net/publication/26794992_Brain_preparation_before_a_voluntary_action_Evidence_against_unconscious_movement_initiation

    Saludos

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  2. Estoy de acuerdo con tu punto de vista Miquel. Resumiendo mi idea en un ejemplo, si alguien asesina a un semejante debería dar igual que esté loco o cuerdo y las razones por las que lo ha hecho. En ambos casos hay que privarlo de libertad porque supone un peligro real y además, debe quedar claro el mensaje al resto de la comunidad de que si alguien mata (este loco o cuerdo, tenga o no razones genéticas o educacionales) pagará las consecuencias, ya sea en una cárcel o en un siquiátrico. Por lo tanto, es mucho más importante solucionar el problema desde el punto de vista práctico, que jugar a ser Dios (tener en cuenta todos los factores que intervienen) a la hora de juzgar al delincuente.

    Toda la utilidad del sistema legal se reduce a castigar al que infringe la ley que nos protege del egoísmo de los demás. Y dado que siempre tomamos la decisión que más nos conviene, al existir la amenaza cierta de un castigo a nuestra conducta egoísta, esa amenaza actúa como un peso adicional que desequilibra la balanza a favor del altruismo forzado, es decir, hacia una conducta compatible con el bien común.

    El error que muchos “filósofos” cometen es el siguiente:

    Si estoy encadenado o amenazado y por ello no puedo auxiliar a un herido, mi responsabilidad social quedará reducida en la medida que existían fuerzas ajenas a mi voluntad que me impedían ayudar. Es decir, que la reducción del grado de libertad es considerado un eximente moral. Por otro lado, la ciencia demuestra que, en último término, nuestra voluntad está determinada por la mejor jugada posible (el resultado de un proceso computacional determinista) y, dado que no podemos elegir otra cosa que la mejor jugada, carecemos de libertad real y de ahí se sigue que tampoco debería existir responsabilidad si aplicamos el criterio válido para la reducción del grado de libertad.

    Sin embargo, esto es una falacia porque justamente la asunción de que existe libertad y por tanto responsabilidad, permite introducir la amenaza de un castigo y esa amenaza tiene la virtud de modificar la mejor jugada posible en la dirección del bien común.

    Cuantos más atenuantes genéticos o medioambientales tengamos en cuenta a la hora de juzgar un delito, mayor será el atractivo de las acciones delictivas y más crímenes se cometerán.

    Saludos.

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  3. Estoy de acuerdo contigo. Ya he visto tu blog y me parece interesante. Ya leeré algunas cosas y seguiremos comentando.
    Un saludo

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  4. Sitúate cara a cara con un amigo. Sin previo aviso, lánzale una pelota y él la tomará al vuelo sin dudarlo. Es un ejercicio de reflejos básico. Tu amigo se habrá dado cuenta de su acción después de ejecutarla. De hecho, en lugar de una pelota podrías lanzar una bomba que tu amigo también la recogería, al menos en un primer instante.

    La evolución nos ha preparado para responder rápido y la respuesta más rápida es la automática aunque no siempre sea la correcta. El subconsciente tiene sus automatismos para reaccionar y el consciente evalúa la respuesta por si hay que corregirla.

    Yo creo que nuestras acciones son planteadas por el subconsciente y replanteadas por la voluntad una vez se pueden evaluar las consecuencias de dicha acción.

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  5. A etcbloc:
    La cuestión es: ¿qué es esa "voluntad" que replantea y evalua las consecuencias de la acción?. Esa voluntad actua también inconscientemente segun el cableado neuronal - que depende de su genética y su trayectoria vital- y después de la acción la conciencia tiene la ilusión de haber actuado voluntariamente

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  6. Realmente la cuestión es compleja y casi entra en el campo de la metafísica.

    Lo que más me desconcierta son los estudios de Haynes que comento en mi blog. Si realmente la mente llega a prepararse 7 segundos antes, ¿estamos hablando de premonición? Obviamente, creo que no. Pero sí podemos hablar de que el cerebro es capaz de procesar grandes cantidades de información (tal vez heurística) que escapa a nuestros sentidos y conciencia. De hecho, Penrose habla del potencial de las células para "conectar" con la realidad cuántica otorgándonos una capacidad de proceso muy superior a la que imaginamos, donde tiempo y espacio se vuelven relativos. Parece ciencia ficción, pero las teorías de este prestigioso científico estan bien fundamentadas y dan que pensar.

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  7. En el estudio de Haynes, los participantes podían decidir libremente si querían presionar un botón con la mano izquierda o derecha. Se trataba de "ver" qué sucede en el cerebro en el período justo antes de que la persona siente que ha tomado una decisión
    Los investigadores podían PREDECIR su decisión a partir de señales cerebrales (aunque no perfectamente) siete segundos antes de que lo hicieran conscientemente. Por tanto, la decisión es inconscientemente preparada de antemano.
    No descarta definitivamente el concepto de libre albedrio, pero, una vez más, lo que nos parece una "voluntad" decidiendo, no es más que una ilusión que el cerebro crea

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  8. Tenemos "grados de libertad" para hacer lo que queramos, pero ninguna libertad para querer lo que queramos

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  9. Muy bonito el ejemplo, creo que refleja muy claramente el origen de las decisiones. El último parágrafo denota a opinión de la mayoría que no creemos en el libre albedrío pero decidimos mantener la ilusión. En los últimos 3 capítulos de mi libro "Cómo vivir feliz sin libre albedrío" (descargadlo gratuitamente en http://www.janbover.org) creo que explico una muy buena manera de vivir y decidir manteniendo la consciencia que no somos libres. Me gustará conocer tu opinión...
    Jan

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  10. Soy ateo, pero a quienes niegan la libertad, a los deterministas, los baneo de mis discusiones y ellos no pueden pedirme que no lo haga porque entonces les digo que está determinado que así ocurra.

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