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miércoles, 26 de junio de 2013

ESTE BLOG



En esta entrada, la número 100, voy a escribir precisamente sobre este blog. Desde un principio, en noviembre de 2010, me propuse que todas las entradas tuvieran una extensión limitada: algunas citas, alguna recomendación, breves reflexiones de pocas líneas, o artículos que se pudieran leer en pocos minutos, siempre de un tirón.

Un blog es más que un libro, e incluso, más de un libro. Puede contener imágenes, o animaciones, se pueden incluir videos o links directos a otros lugares con información diversa; pero además, un blog contiene varios libros que el lector puede configurar a su antojo. Cada etiqueta engloba una serie de artículos con una temática común y puede considerarse como un solo libro, pero se puede añadir etiquetas de contenido similar logrando así un libro más voluminoso. Cada lector puede escoger el orden de las entradas con las que puede organizar su libro a medida.
Muchos de los artículos de este blog tenían en principio la intención de incluirse en dos libros que tenía en mente.
Uno era Momentos de cine, o tal vez, Momentos de cine clásico, con los momentos más emocionantes que había vivido como espectador apasionado de cine. Trataba de reflexionar sobre las escenas que más me habían emocionado y que las incluía en una lista de mis diez películas preferidas . Esto se amplió con sentidos homenajes a mis diez actores y diez actrices preferidas. A esto se volvió a sumar algunos breves recorridos por diversos géneros resaltando de cada uno de ellos un ejemplo significativo de cada género, y también alguna entrada referente a la música de algunos films.
El otro libro quería llamarse “el determinismo y el libre albedrío”  y los artículos los he ido publicando bajo la etiqueta de “tercera cultura”. Son algunas de las paginas que tenia escritas sobre el que considero el principal problema filosófico, sobre el cual espero volver en próximas entradas. 
En el blog añadí otras etiquetas que han formado el núcleo de mis preocupaciones de los últimos años. Algunas entradas tienen un componente autobiográfico más o menos explícito que bucea en lo más profundo de mi memoria.

No sé si se recopilarán alguna vez en un formato impreso, no tengo ninguna aspiración de ser escritor de libros, ni de contactar con ningún editor. Pero un blog no necesita editor que juzgue la oportunidad o no de publicación. Todos podemos publicar lo que nos parezca oportuno. Por esto, la libertad para escribir es total. Nadie me hace indicaciones sobre la oportunidad o comercialidad de mis entradas; de hecho, algunas entradas las intenté camuflar rápidamente con nuevas entradas por una cuestión de estúpida timidez. Como si quisiera que fuera leído, pero por una minoría.
 No me prodigo en blogs, ni hago ningún esfuerzo para aumentar el número de visitantes. No escribo sobre política, ni sobre fútbol o sexo, que, sin duda, incrementarían el número de lectores y de comentarios. Simplemente, cuando cuelgo un post, tengo la sensación de que trasciende a mi memoria y tiene entidad propia. Ya no se perderá en el vacío de mi soledad, y a partir de ahí,  no depende de mí que exista alguien a quien le pueda interesar, aunque evidentemente me gusta recibir comentarios y provocar debates que me aporten ideas nuevas.
100 entradas, 99 comentarios. 26 seguidores y unas 62.000 visitas hasta el momento. Es lo que hay.
Mi intención es seguir hablando sobre cine clásico, sobre tercera cultura, o sobre la vida.  Desde la soledad de mi memoria.
 
 

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