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miércoles, 17 de abril de 2019

TODAS LAS NOCHES


Todas las noches, antes de dormir, escucho la perfecta tranquilidad de la respiración de mis hijos. Me acerco mucho, hasta notar su aliento. Les miro suavemente. Me asombro de la infinitud de mi amor por ellos. Después, tras unos minutos de lectura, espero pacientemente que acuda a mi cerebro el mundo desordenado y misterioso de los sueños. Pero es curioso, casi todas las noches, me despierto en medio del primer sueño, lo que me permite recordarlo, y al menos durante unos minutos me regodeo en ese universo onírico, enigmático y libre. De nuevo me entusiasmo ante la presencia cercana de mis hijos. Vuelvo a serenarme, a relajarme, y pronto vuelvo a conciliar el sueño.
Todas las noches me acuesto con la conciencia tranquila, como siempre aconsejan las buenas madres. Esto me ayuda a encarar el día siguiente con menos miedo.

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